De nuevo nos tocó al equipo de dos Carlos: a mí y a Carlos Béjar, dirigir un taller de lógica en equipo, sin profesor de la SEMS. Ahora nos convocaron en un hotel, el María Dolores, frente a la terminal de autobuses de San Luis Potosí, donde se reunieron profesores de varios estados: además de San Luis Potosí, los profesores asistentes venían de Durango, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa y Tamaulipas.
Por alguna razón que no conocimos, hubo un día menos de taller, pero con ello se extendieron las horas por taller: tuvimos miércoles y jueves de 9 a 20 horas (a diferencia de los talleres pasados, que habían sido de martes a jueves ya sea de 8 a 16, o de 9 a 15), y el viernes de 9 a 14.
Al llegar, la maestra Celeste, de Nuevo León, amablemente nos ofreció su apoyo, dado que ella también ya había impartido un taller hacía pocos días. También nos encontramos con Josué y Leonor, quienes gentilmente se ofrecieron para apoyarnos en cuestiones logísticas–como cuidar las listas, dar información a la/os profesores sobre la cuestión de sus viáticos, y ayudarnos a controlar los tres micrófonos que teníamos disponibles, pues la sala donde se impartió el taller era grande y los asistentes eran muchos (unos 65). Comenzamos oficialmente el día, y el taller, con una breve inauguración.
Ya desde el día anterior Carlos Béjar me había comentado que los talleres podrían dificultarse, debido a la cantidad de asistentes, y al hecho de que nos encontraríamos en un hotel, y no en un salón de clases. Decidimos probar hasta antes del primer descanso, para ver si funcionaba la comunidad de indagación en estas condiciones. Si algo andaba mal, podríamos resolverlo en el descanso.
Iniciamos, pues, el taller después de la inauguración. Los profesores estaban dispuestos como en un restaurante o un evento social: unas seis mesas, amplias y redondas, concentraban cada uno de 7 a 8 profesores. Ésta disposición dificultaba que los profesores vieran a la gente que estaba fuera de su equipo, y al parecer hacía mucho más tentador que los asistentes cuchichearan con sus vecinos, en vez de vaciar la discusión a toda la comunidad. Aunque contábamos con micrófonos, era difícil que todos pusieran atención al hablante.
Así les pedimos que comenzáramos proponiendo las normas de convivencia para la actividad de los siguientes días. Obtuvimos:
1. Respeto, tolerancia y apertura hacia las participaciones de la/os compañero/as.
2. Pedir la palabra levantando la mano.
3. Participaciones concretas, sintéticas.
4. Derecho de réplica (una).
5. Cuidar cuchicheos con compañeros del equipo, y compartirlo con la comunidad.
6. Usar el celular en vibración y no hablar dentro del grupo.
7. Derecho a equivocarse (respetar las opiniones aunque estén equivocadas) y no tomarlo personal.
8. Ejemplos basados en experiencia en el aula.
9. Poner atención a participaciones para no repetir.
10. Participaciones pertinentes (relevantes), coherentes con lo que se está debatiendo.
11. Ponerse de pie cuando se haga una participación.
(Cabe mencionar que la última regla se hizo necesaria debido a las condiciones de la sala, pero que se dejó de lado una vez que éstas cambiaron como se relata abajo.)
Habiendo fijado las normas, leímos por turnos el texto-estímulo del Aprendizaje 1. Le sugerimos a los profesores hacer una discusión, por equipos (que consistían en los profesores sentados a la misma mesa), que los llevara a una pregunta que les sugiriera el texto. Esa pregunta no debía poder responderse con un llano «sí» o «no», de tal manera que luego pudiésemos discutir alguna de las preguntas propuestas. Obtuvimos:
* Los Filósofos de Güemez: ¿Que razones tienen los jóvenes para asistir a la escuela?
* Los cabritos del norte: ¿Por qué tener razones para hacer las cosas?
* Los concretos: ¿Qué pretendo como docente que el alumno aprenda al entregarle una lectura de comprensión?
* Los gallos: ¿Cuál es la perspectiva del alumno en su proyecto de vida?
* Alacrán Tunero: ¿Con qué objetivo los jóvenes deben razonar sus respuestas antes de expresarlas?
* Los potosinos: Las razones que cada quien tiene para estudiar, ¿son verdaderas?
* Ducosanu: ¿Qué razones justifican lo que se realiza?
* Los 2 entes: ¿El conocimiento debe ser libre, o sujetarse a un sistema?
Como ya esperábamos, debido a nuestras experiencias pasadas, pocas preguntas (las de Los Cabritos del Norte y los Ducosanu (por DUrango-COahuila-SAn Luis-NUevo León)) se relacionaban con un contenido de Lógica. Se lo comentamos a los profesores. Algunos respondieron insistiendo en que tratáramos problemáticas a las que, como maestros de bachillerato tecnológico/industrial/agropecuario, se enfrentarían en el salón de clases. Tuvimos que recordarle a los profesores que lo que buscábamos en el taller era ejercitar contenidos de Lógica, y que por ello, en el taller, ellos debían asumir el papel de personas que buscan ejercitar y aprender conceptos de Lógica, más que técnicas didácticas (aunque, por supuesto, también ejerciten la metodología de la comunidad de indagación). Asumiendo eso, muchos profesores más comenzaron a decantarse por las preguntas de Los Cabritos del Norte y los Ducosanu, aunque ésta discusión nos llevó más de hora y media.
Por fin logramos encaminar una discusión, guiados por las preguntas seleccionadas. Desafortunadamente, la organización de las mesas estimulaba más que los profesores discutieran con sus compañeros de mesa–muchas veces de temas que poco tenían que ver con la discusión plenaria–que la discusión en la comunidad de indagación. Aunque los instábamos a vaciar sus participaciones en la comunidad de indagación, Carlos y yo llegamos a la conclusión de que la disposición del lugar no era la adecuada — no sólo por las mesas redondas, que impedían que los maestros se vieran entre sí y con ello se promoviera la atención a las otras participaciones, sino porque además el espacio era tan grande, y los asistentes tantos, que aunque usábamos micrófono era difícil lograr la sensación de que en verdad teníamos una comunidad unificada, y no un simple conjunto de personas organizadas por mesas.
A pesar de ello, algún tipo de discusión se logró guiar, y logramos concentrar algo de los conceptos vertidos en ella en éste diagrama:

Con éste diagrama, pudimos guiar la discusión hacia los contenidos expuestos en el que sigue:

Afortunadamente, la disposición de la proyección logró que la atención se concentrara en éstos diagramas.

Después de más discusión y aclaración de los contenidos expuestos, pasamos a realizar el ejercicio I del Aprendizaje 1. Aquí volvimos a presenciar lo desafortunado de la organización espacial, pues debido a la poca atención que se le prestaba a las participaciones de otros profesores, sucedió muchas veces que los profesores repetían propuestas que ya se habían vertido, o regresaban a puntos que ya antes se habían tocado. Pasamos de manera accidentada por éste ejercicio, y salimos al coffee break.
Mientras tanto, Carlos y yo resolvimos separar al grupo en dos, debido a lo difícil que era coordinar las actividades con la disposición del lugar. Afortunadamente, los organizadores pudieron lograr que el hotel nos prestara otra sala, de tal manera que en la que ya estábamos nos quedaríamos una mitad de profesores, y en la otra sala Carlos Béjar trabajaría con la mitad restante. (Decidimos quién se quedaba en qué sala con un volado.) Desde entonces, las actividades se pudieron coordinar mucho mejor, y las comunidades de indagación pudieron consolidarse realmente.
Regresamos del descanso para dividir al grupo. En el grupo donde me quedé trabajamos en lo que restaba de la tarde, antes de la comida, con el ejercicio II.
Después de la comida continuamos con los ejercicios III y IV. El grupo era notoriamente más ágil: había más participaciones, se prestaban mayor atención, y por ello también era más fácil dirigir la comunidad de indagación: dado que no había tanta dispersión, podíamos concentrar las participaciones de manera más efectiva, de tal manera que avanzábamos no sólo con mayor rapidez, sino que los profesores se mostraban más satisfechos con la discusión.
En el ejercicio III.1 surgió, como en talleres anteriores, una discusión acerca de cómo entender la noción de acto de habla: entendida de una manera estrecha, bajo la cual un acto de habla sólo se hace con palabras, sólo en las viñetas en que hay texto había actos de habla; entendia de una manera más amplia, bajo la cual un acto de habla puede hacerse también de manera no verbal, también en la primera viñeta, donde sólo hay dibujos que pueden comunicarnos algo, pero no palabras, también habría un acto de habla. Fue interesante notar cómo los mismos profesores lograron hacer las distinciones relevantes, y cómo notaron que, adoptando una, el ejercicio tenía cierta respuesta, pero adoptando la otra, el ejercicio tenía otra. Hubo algo de discusión acerca de qué definición adoptar, y les hice notar que según autoridades en el tema como el mismo J. L. Austin, el Diccionario Akal de Filosofía y la Stanford Encyclopedia of Philosophy, los actos de habla son siempre actos con palabras, pero que en ejercicios posteriores se los definía como cualquier acto comunicativo (i. e., que transmite información de un emisor a un receptor). Llegamos a la conclusión de que, debido a esta tensión según las autoridades en el tema, debíamos hacer una desición convencional. Les comenté a los profesores que ésta misma situación podría suceder en el salón, cuando hubiera otras autoridades en tensión, y que también es buena idea comentarle a la/os alumna/os que se está haciendo una estipulación.

Pasamos por los ejercicios III.2 y III.3 con agilidad. En el III.4 y el III.5, ejercitamos los contenidos de actos de habla locucionarios, ilocucionarios y perlocucionarios. Fue interesante notar aquí que varios profesores ya conocían estos conceptos — el taller se desarrolló a medio semestre, lo cual hizo que varios profesores ya tuvieran algunas nociones, aunque a veces les faltaba entrenarlas o aclarar varios puntos oscuros. También es cierto que varios otros de entrada parecían no haberlos revisado en sus libros.
Hice esta obra de arte para ilustrar los contenidos:

Cerramos los ejercicios del día con el ejercicio III.6, donde ejercitamos los contenidos actos locucionarios, ilocucionarios y perlocucionarios, como se pide en las instrucciones, pero también, como extra, ejercitamos actos constatativos y performativos.
Terminamos el día con una breve recuperación de la experiencia, junto con una evaluación de la jornada. Los profesores comentaron que sí estaban más cómodos con la nueva organización, y cerramos animados el día.