Iguala. A manera de conclusión

Para cerrar esta documentación me gustaría comentar al menos tres cosas. En primer lugar, como experiencia me resultó muy enriquecedora, sobre todo porque me permitió conocer un poco mejor y de manera directa la situación existente en los bachilleratos tecnológicos, al menos en torno a la enseñanza de ‘lógica’. Por supuesto, una cosa es especular y opinar -desde la comodidad de nuestra ‘isla intelectual’- sobre la situación educativa del país y otra muy distinta conocerla, o al menos tener un pequeño acercamiento, de primera mano.

En segundo lugar, en lo que toca a cuestiones más bien logísticas, es importante señalar que a pesar de tener un cronograma a seguir, hay que tener claro que éste debe(ría) ser lo suficientemente flexible. Esto con el fin de que se adapte a las situaciones que se vayan presentando durante el taller, de acuerdo con el criterio de los facilitadores. Me refiero sobre todo al caso específico de la Participación del filósofo, que en un principio se contemplaba de manera aislada. Previo al taller, mi compañera y yo acordamos que dicha participación se diera sobre la marcha. Al final corroboramos que fue una decisión acertada, aun cuando no estaba contemplado así en el cronograma.

Por último me gustaría comentar algo que me queda muy claro luego de haber terminado taller: Las dinámicas por sí solas, en este caso la Comunidad de indagación, nunca van a desembocar en los conceptos teóricos a no ser que sean conducidas hacia ellos por alguien que sea capaz de hacerlos explícitos. Es posible replicar la experiencia que tuvimos en el taller que tomamos en la SEP, y es posible que los profesores hagan lo mismo con sus alumnos. Pero sin un conocimiento previo por parte de dichos profesores de los temas concretos de la materia, las dinámicas propuestas no pasan de ser una cuestión meramente formal y sin contenido.

Algo que me queda muy claro -y no sólo a mí, sino también a los profesores participantes- es que para poder impartir una materia, sea cual sea, se debe tener un dominio previo sobre ella. Dominio que la sola repetición de ciertas dinámicas no brinda de ninguna manera. Esto último no resulta en modo alguno irrelevante si tomamos en cuenta: 1) los perfiles de los profesores. Como mencionaba en un principio, ninguno de ellos cuenta con estudios previos en Humanidades. 2) Que son profesores que ya comenzaron a impartir la materia, de cierta manera a ciegas.

No se trata por supuesto de demeritar la dinámica propuesta, sino de señalar que es necesario complementarla con elementos teóricos, que deben ser proporcionados de manera sólida al menos a los profesores. Por supuesto, es ingenuo pensar que con un taller de esta naturaleza quedarían subsanadas todas las carencias. Tampoco se trata de subestimar la capacidad de los profesores. Pero quizá sea necesaria una serie de cursos que toquen de manera más profunda ciertos contenidos, cosa que tocará definir a los organizadores. La impresión personal que me queda de esta situación es que la inmensa mayoría los profesores carecen de dichos conocimientos; pero también que buena parte de ellos está en la mejor disposición para adquirirlos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *


*

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>