Cartel de bienvenida
Una vez en el plantel, previo a la inauguración, tuve la sensación de estar en un ambiente completamente extraño. Suponía que así sería, pero una cosa es suponerlo y otra muy distinta el vivirlo. En primer lugar fui consciente de mi personal desconocimiento del sistema de bachilleratos tecnológicos. En una plática previa con el subdirector del plantel, se nos planteó un panorama general de la situación académica y administrativa. Debo confesar que varios temas que se manejaban eran completamente desconocidos para mí hasta ese momento.
Inauguración del taller
Luego de la inauguración, en el trabajo propiamente con los profesores, pude constatar otra cosa que ya había previsto: ninguno de ellos tenía formación en Filosofía. Salvo un par de Historiadores, el resto tenía diversas carreras en su mayoría Derecho y Psicología. Al iniciar la dinámica de la Comunidad de indagación, como era de esperarse, surgieron cuestionamientos no sólo en torno al porqué del taller en general, sino también a la aparente ausencia de elementos teóricos de la materia. Lo cual representó un reto a afrontar, pero también una oportunidad para poder guiar la dinámica hacia los temas que proponía el programa de estudios, y que ésta no quedara en una mera ‘discusión sin sentido’ y una ‘pérdida de tiempo’.
Primera sesión
Al final de la jornada, la incertidumbre que había tenido en un primer momento se fue disipando, y confirme, de nuevo, al menos un par de cosas: 1) Tenía que adaptarme a las condiciones en que me encontraba: a los perfiles de los profesores, a las dinámicas propuestas, a los tiempos acordados, etc. No se trataba de dar una clase, sino de hacer explícitos ciertos elementos subyacentes en los textos, y esta labor debía estar acorde a las características del taller. 2) Que haciendo esto, los profesores se mostraban dispuestos a participar. Por supuesto, aún había varias cosas que ajustar para la siguiente sesión.
Primera sesión