Sólo un apunte.
Me parece sintomático que en el momento que entran los filósofos de universidad a dar los talleres a los filósofos que enseñan en la Educación Media Superior, lo primero que sucede es que se regresa a las prácticas tradicionales en México de transmisión de la filosofía. Los hábitos institucionales nos dominan, nos ganan. En lugar de enseñar en argumentación en toda su diversidad -retórica, dialéctica, patética, estructural, etcétera- los filósofos de universidad se amparan de nuevo en la disciplina lógica.
Durante años en la Educación Media Superior en México ha habido una pelea subterránea en cuanto a cómo enseñar filosofía a los bachilleres. La pelea tiene dos líneas principales: 1) cómo enseñar filosofía y lógica para «la vida» -en cualquier sentido de la expresión y de acuerdo a todas las instituciones que tratan de apropiarse su sentido-, para que los estudiantes la usaran en su cotidianidad, y 2) la enseñanza de la lógica, por sus características, había devenido en el bachillerato una suerte de memorística y manualística que los mismos profesores de bachillerato hemos discutido y tratado de dejar de lado. Y lo interesante es que al mostrar interés los profesores de Universidad en la enseñanza de la argumentación y del manejo del lenguaje regresen a la lógica.
La pelea del OFM no era en vano en este sentido: defender una tradición, una disciplina, unos hábitos y una forma de enseñar la filosofía.
Lo interesante es aquí que los talleres y las interacciones entre diferentes tipos de filósofos y de formas de transmistir la filosofía puede ser la oportunidad para, en serio, permitir un desplazamiento en las formas de la enseñanza de la filosofía en México.
No es mucho… Algo se podrá hacer.
P. S.: No me sorprende el silencio de la comunidad filosófica sobre estos talleres donde participan más de 70 filósofos y cerca de 4000 profesores de bachillerato que imparten filosofía. Uno podría pensar muchas cosas del silencio… Por supuesto, siguen imprecando…
