Proveyendo más documentación.

La fotografía grupal postrer a la Ceremonia de Clausura.

La fotografía grupal.

Escuchando a los compañeros.
Escuchando a los compañeros.

Trabajo por equipo.

Trabajo por equipo.

Resolviendo los ejercicios.

Resolviendo los ejercicios.

Exponiendo frente al taller.

Exponiendo frente al taller.

Saliendo en la fotografía.

Saliendo en la fotografía.

El Filósofo ofreciendo ejemplificaciones.

El Filósofo ofreciendo ejemplificaciones.

Posando ante la cámara.

Posando ante la cámara.

Dialogando por equipo.

Dialogando por equipo.

 

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Cuarta Jornada: El retorno a la Lógica.

Vista panorámica de la Cuarta Jornada de la Comunidad de Indagación en Monterrey, Nuevo León.

Vista panorámica de la Comunidad de Indagación en Monterrey, Nuevo León.

Se había llegado, pues, a la última jornada de la Comunidad de Indagación en el Cbtis número 99 de Monterrey, Nuevo León. Siendo la jornada más corta, por desgracia. Mi compañero tallerista inició facilitando la lectura del ‘Aprendizaje 4’, problematizando y discutiendo posteriormente los tipos de argumentos contenidos dentro del texto con todos los miembros. Después fue mi turno de facilitar el ‘Ejercicio I’ de dicho aprendizaje donde el objetivo era muy claro: que los profesores pudieran distinguir claramente los argumentos deductivos de los argumentos inductivos. Así, divididos en equipos, se les asignaron dos argumentos a cada equipo y después de un tiempo de análisis, cada grupo de profesores debía explicar al resto del taller su análisis. Así, los miembros de la comunidad comprendieron, a través del diálogo, la conceptualización de la deducción y la inducción. En esta jornada, la participación de los filósofos, gratificantemente, fue muy amplia, pues ellos ofrecían consejos y ejemplificaciones para una mayor comprensión de los argumentos.

Revisando el Programa.

Revisando el Programa.

Ahora bien, como aún teníamos tiempo antes de iniciar el almuerzo (ya no habría comida propiamente dicha, pues el taller se terminaría a la una de la tarde), inicié con el ‘Ejercicio II’ del ‘Aprendizaje 4’, e individualmente se debía distinguir el tipo de argumento, sin embargo, a la mitad de la dinámica, llegaron los encargados de proporcionar los alimentos, así que expresé que los demás ejercicios debían realizarlos posteriormente, a lo que recibí una respuesta de todos los miembros del taller instándome a que termináramos la actividad. ¡Los propios profesores no querían acabar abruptamente la actividad, sino por el contrario, deseaban terminarla por completo! Habían sido inoculados del deseo y las ganas de continuar la comunidad de indagación. Y eso, fue francamente muy satisfactorio para mí. No obstante, por la premura de tiempo y debido a que ya estaban por llegar los representantes del plantel y de los subsistemas para la realización de la clausura, no se pudo concluir este ejercicio siendo, pues, el último de todo el taller.

Evaluando el taller.

Evaluando el taller.

Postrer al almuerzo que consistió en ensalada de atún, galletas saladas y como una especie de tortitas con salchichas adentro (el platillo típico de Nuevo León, el cabrito, lo pude comer después, en vista de que los profesores me expresaron reiteradamente: «¿Cómo es que no ha comido cabrito, profe [Sic.]? ¡Venir a Monterrey y no comer cabrito es como no haber venido a Monterrey!»), se dio inicio a la evaluación de todo el taller. Se visualizó a través del proyector el programa de Lógica de la Cosdac y se revisaron los temas, así como los contenidos conceptuales y los contenidos procedimentales vistos durante los cuatro días de la comunidad de indagación, dando su aprobación con el pulgar arriba o expresando su contrario con el pulgar hacia abajo. Los profesores expresaron su satisfacción por el contenido y la metodología del taller, así como su mayor comprensión al momento de identificar, analizar y justificar argumentaciones, yéndose con el compromiso de ahondar aún más en los temas de Lógica propiamente formal y transmitirles estos conocimientos a sus alumnos de bachillerato tecnológico. Como última actividad, mi compañero tallerista les solicitó a los profesores un cuadro o diagrama conceptual, individual o a lo sumo en pareja, de todos los conceptos vistos durante los cuatro días que duró el taller.

Realizando la última actividad: la conformación de un cuadro conceptual.

Realizando la última actividad: la conformación de un cuadro conceptual.

Después de una breve ceremonia de clausura en la que los representantes del plantel y de los subsistemas expresaron su completo regocijo por la realización de este taller en su estado y en su plantel, y en la que los dos instructores expresamos nuestro agradecimiento y satisfacción por el mismo (inicié mi sucinto, jocoso e improvisado discurso de despedida con: “Les agradezco mucho por no haberme discriminado por ser chilango…”, del cual recibí una oleada de carcajadas y la expresión: “¡De haber sabido…!”), se dio fin al curso de formadores de Lógica. Pecando de una total falta de modestia, me atrevería a decir que la comunidad de indagación realizada en el Cbtis número 99 de Monterrey, Nuevo León, cumplió con sus objetivos siendo un completo éxito. Es cuánto.

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Tercera Jornada: Las dos sorpresas.

Se inicia la tercera jornada de la comunidad de indagación en el Cbtis 99 con una pequeña recuperación de la experiencia, retomando los temas vistos el día anterior, como son los tipos de emisiones, los tipos de actos de habla y el análisis de argumentos. Asimismo, ya no fue causa de asombro por parte de mi compañero tallerista y mío que no haya habido ningún reproche a la forma de trabajar en una comunidad de indagación por parte de ninguno de los profesores, pues incluso los filósofos, que tan escépticos y apáticos estaban el primer día y aún un poco el segundo, incluso ahora se atreven a participar de una manera propositiva, empero, aun manteniéndose un poco a la expectativa al momento de realizar actividades mucho más inherentes a la materia de Lógica.

Profundizando.

Profundizando.

Después continúo con el ‘Ejercicio I’ del  ‘Aprendizaje 2’. Los miembros del taller se encuentran divididos en equipos y analizan cada uno de los argumentos, distinguiendo premisas, conectivos lógicos y conclusiones, pero del que surgen las dudas sobre la verdad y la falsedad en Lógica, lo que permitió abordar conceptos como validez y juicio. Así, los equipos leen los argumentos asignados y se inicia la discusión sobre si se ha hecho un análisis del argumento adecuado. Una vez comprendido el análisis de argumentos y los elementos que contiene, pasamos a la identificación de las premisas suprimidas o entimemas del ‘Ejercicio II’, por el que un miembro de cada equipo pasa al ordenador de escritorio asignado en el aula a transcribir el argumento completo y se evalúa en grupo cada ejercicio. Esta actividad permite la participación de gran parte de los profesores, no obstante, hay aún algunos que, si bien participan activamente en equipo, aún se abstienen de hacerlo al momento de la actividad grupal. Observando esto, procuré disimuladamente su participación preguntándoles sus respuestas en el ‘Ejercicio III’ y el ‘Ejercicio IV’ del ‘Aprendizaje 2’, donde de igual forma debían discernir las premisas supuestas en las argumentaciones. De forma sorpresiva para mi, aunque no tanta, estos profesores participaron de manera bastante activa y muy poco reticente. Eso me pareció un buen logro de la tercera jornada.

Detallando.

Detallando.

Posteriormente, mi compañero tallerista facilitó el ‘Aprendizaje 3’, el cual, para hacerlo más dinámico, se realizó de una forma actuada o teatralizada, en donde tres profesores y una maestra leían respectivamente, frente al aula, los diálogos de José, Rey, Francisco y Ana. Estando en equipos nuevamente, se le asignó a cada uno, una pregunta del ‘Plan de discusión 1’ para después plasmarla junto con su respuesta en un papel rotafolio y exponerlo. Los rotafolios hechos durante la segunda jornada continuaban pegados en los muros del salón, así que como siameses, los rotafolios de esta tercera jornada fueron colocados a su lado. Se expusieron los rotafolios y se inició la discusión entre todos. En esta actividad los profesores que han impartido clases de español, redacción, comprensión de lectura, etc., fueron los que participaron más activamente. Así, con los ejercicios de este aprendizaje, la comunidad de indagación pudo distinguir las presunciones e intenciones en la interacción argumentativa, pues con las viñetas de Mafalda, los profesores detectaron mucho más fácilmente la presunción de verdad, de entendimiento y de valor.

Trabajando.

Trabajando.

Finalmente, durante la recuperación de le experiencia, se expresó por todos los miembros, que el trabajo en el taller se había realizado de una manera mucho más amena y fluida, a causa de la excelente disposición que mostraron durante esta tercera jornada. Incluso, uno de los filósofos que más reticencia y escepticismo había mostrado durante los primeros dos días del taller y sobre todo a la metodología de la comunidad de indagación expresó que –¡para mi sorpresa!– indudablemente había habido un gran avance en las dinámicas, en el contenido y en el marco conceptual en todos los profesores. Cierta alegría y satisfacción –debo confesar– me invadieron en ese momento. Algo se había hecho bien como para que el más apático y desordenado de los profesores expresara su complacencia y beneplácito a la ‘forma’ y al ‘fondo’ del taller.

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Segunda Jornada: La comunidad de indagación.

El segundo día de la comunidad de indagación en el Cbtis 99 inició un poco tarde debido a una congestión vial causada por el deslave de una obra cercana al plantel. Esto pude averiguarlo al ver las noticias por la mañana mientras desayunaba en el hotel. Un muro se había derrumbado por las intensas lluvias nocturnas y amenazaba con llevarse varios carriles de carretera, los cuales habían sido cerrados a la circulación y esto frenaba el tránsito. El diálogo entre el reportero que cubría la nota en el sitio y un automovilista afectado podrá hacer patente la profunda diferencia en la concepción del tiempo entre los habitantes del Distrito Federal y los de Monterrey. El reportero le pregunta al conductor cuánto tiempo ha permanecido en su auto debido al tránsito lento y éste le responde que bastante, cerca de –¡Válgame el cielo!– 15 minutos. ¡Quince minutos –expresé exaltado– no son nada en el D.F.!, ¡estar atorado en el tráfico es permanecer a vuelta de rueda durante horas! Así, durante un descanso, le comenté a uno de los profesores que las distancias son muy distintas en el D.F., pues para llegar a casi cualquier lugar, uno se toma más o menos una hora, en promedio y que los quince minutos del conductor afectado me parecían bastante risibles.

Participación ordenada en la Segunda Jornada.
Participación ordenada en la Segunda Jornada.

Ahora bien, habiendo esperado unos minutos para que llegaran los profesores, la segunda jornada inició, como lo marca el cronograma enviado, con el ‘Ejercicio III’ y el ‘Ejercicio IV’ del ‘Aprendizaje 1’. Mi compañero tallerista dirigió el ‘Ejercicio IV’ y yo dirigí personalmente el ‘Ejercicio III’ (quizá la palabra correcta sería ‘facilitarlas’, para continuar la jerga utilizada en la comunidad de indagación), pues en conjunto con él, ambos decidimos que el papel del Filósofo no podía limitarse solamente a la ‘Participación del Filósofo’ marcada en el cronograma, pues eso limitaría bastante mis intervenciones. De esta manera, con dichas actividades no sólo pude imbuirme considerablemente de la metodología de la comunidad de indagación (aunado a armarme de un mar de paciencia, prudencia, capacidad de diálogo, tolerancia, etc…), sino que también pude ofrecerles a los profesores un mayor marco conceptual. Así, la comunidad pudo profundizar en los conceptos de actos de habla, distinguiendo los actos locucionarios, los actos ilocucionarios y los actos perlocucionarios, a través de las distintas viñetas de Mafalda. La actividad permitió un gran enriquecimiento y participación por parte de todos los miembros (aunque los filósofos aún permanecían en una evidente expectativa), sobre todo, al momento de haber polémicas y divergencias de opinión al discernir los tipos de actos de habla en alguno de los globos de Mafalda.

De esta manera, pude ser el facilitador del ‘Ejercicio VI’ del ‘Aprendizaje 1’, nuevamente. Divididos por equipos, cada uno realizó una señal de tránsito (para esto, les ofrecimos un papel rotafolio y plumones de colores), analizándola y distinguiendo las emisiones constatativas, realizativas y los actos de habla. Esta actividad se realizó con bastante orden y permitió que todos los miembros se relajaran e incluso se divirtieran. Poco antes de la comida, ya habían expuesto su dibujo y explicación cinco de los siete equipos formados.

Realizando el 'Ejercicio VI' por equipos.
Realizando el ‘Ejercicio VI’ por equipos.

Postrer a la comida, los equipos faltantes expusieron su dibujo y explicaron su análisis a todos los miembros del taller, hecho que permitió el diálogo y la discusión entre todos los equipos. Así, durante la recuperación de la experiencia, los profesores expresaron una mayor satisfacción con el método de la comunidad de indagación, pues pudieron percatarse que, realizado el ‘Ejercicio VI’, los conceptos quedaban mucho más aprehendidos que con una simple exposición por parte del docente y que, sin duda, sería un método que podrían realizar con sus alumnos para la comprensión de la materia de Lógica. Se estaba haciendo la luz.

Exponiendo, distinguiendo y analizando.
Exponiendo, distinguiendo y analizando.

La segunda jornada continuó con la lectura del ‘Aprendizaje 2’, facilitada por mi compañero tallerista, en completo orden. Posteriormente, como lo marca el cronograma que nos enviaron, inicié el ‘Ejercicio I’ de este aprendizaje, procurando que los profesores pudiesen distinguir de una forma correcta y adecuada, las premisas contenidas, los conectivos lógicos (llamados marcadores en las hojas enviadas) y la conclusión en cada uno de los argumentos, detallando pues, que sólo puede haber una conclusión por argumento y que ésta debe surgir natural o intuitivamente de las premisas, las cuales se encuentran hilvanadas lógicamente y unidas por conectivos. No obstante, por premura de tiempo, no se pudo terminar este ejercicio, el cual se expresó que se retomaría para la siguiente jornada. La comunidad de indagación, como tal, estaba iniciando su camino.

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Primera Jornada: Escepticismo y reticencia.

Habiendo llegado al colegio que me había sido asignado para colaborar (del 10 al 13 de Septiembre) en la formación en la materia de Lógica de profesores de bachillerato tecnológico junto con mi compañero tallerista, un ingeniero agrónomo que ha impartido clases cerca de 30 años, pude observar que la información expresada por éste en el correo de contacto sobre la zona en que se ubicada dicha institución académica no había sido exagerada: el Cbtis 99 se encuentra en una zona marginada al sur de Monterrey. “¡Por la virgen de todos los apachurrados! ¿A qué sitio abandonado por las leyes y las divinidades –pensé– me han enviado?” La escuela era bastante amplia, aunque con no más de cinco modestos edificios, grandes explanadas y rodeada por dos bardas, una exterior conformada por ladrillos y barrotes y otra interior hecha de alambre, que amurallaban todo el plantel de los ingentes males que pululaban a su derredor. El taller de formación en lógica se realizó los cuatro días en un aula casi escondida del edificio más alejado de la entrada del colegio, un aula bastante pequeña para contener a los cerca de 60 profesores de Cetis y Cbtis venidos de distintos municipios de Nuevo León.

Comenzando la comunidad de indagación en Monterrey.

Comenzando la comunidad de indagación en Monterrey.

La ceremonia de inauguración se llevó a cabo de una forma solemne y ordenada, y contando con la presencia de las autoridades de la escuela, así como representantes de los subsistemas de enseñanza del estado. Postrer a la salida de dichos individuos del salón, se dio inicio a la comunidad de indagación. Yo me encontraba bastante nervioso y amedrentado, debo confesar, pues el taller se conformaba por profesionistas que impartían desde la materia de Física hasta la de Educación Física, pasando por ingenieros de toda clase, psicólogos, pedagogos, humanistas, filósofos e incluso se encontraba entre ellos el representante de la academia de lógica local. Algunos de ellos con estudios de posgrado. “¡Válgame –reflexionaba durante la inauguración–, espero que no me subestimen demasiado por mi evidente juventud y mi profunda ignorancia!”

Profesores capturando sus respuestas.

Profesores capturando sus respuestas.

Durante esta primera jornada, pude percatarme claramente del escepticismo a la metodología de la comunidad de indagación por parte de la mayoría de los profesores, pues habiendo dado lectura al ‘Aprendizaje 1’ y al ‘Plan de discusión 1’, el reproche, el cual ya se veía venir por parte de nosotros los facilitadores, fue que no les estábamos proporcionando, desde un inicio, marco conceptual alguno que les permitiera realizar una discusión adecuada sobre las distintas acepciones de la palabra razón.

A pesar de ello, la discusión y el diálogo permitió que se formara una pregunta surgida del texto:

  • ¿Por qué cada acción que realizas debe tener una razón?

Tras una aclaración sobre la distinción entre el campo de estudio de la Lógica y el campo de estudio de la Ética hecha por mi, los profesores en conjunto decidieron realizar un matiz, quedando la pregunta de la siguiente manera:

  • ¿Por qué cada acción que realizas puede tener una razón?

No obstante, aunque existía un diálogo por parte de todos los profesores , los filósofos que eran parte del taller, mostraron durante el primer día, no sólo un gran escepticismo sino una profunda reticencia al método y al contenido de la comunidad de indagación, iniciando el desorden en unos casos, a la divagación en otros, y la apatía gran parte del tiempo. De esta manera, llegué a escuchar por parte de uno de los filósofos, el de mayor edad en todo el taller, que éste era una verdadera estupidez y una franca inutilidad, pues cómo nos atrevíamos a iniciar la discusión sin ofrecer antes una noción clara de conceptos. Así, sólo una pequeña parte de los profesores se dieron la oportunidad de participar libremente durante esta primera jornada, llevando a cabo el ‘Ejercicio I’ y el ‘Ejercicio II’, permitiendo de esta manera llegar a una conceptualización más clara para la distinción entre la palabra razón como una facultad del entendimiento y razón como forma de fundamentar un argumento. De la misma manera, los ejercicios me permitieron ofrecerle a los profesores conceptos sobre las emisiones constatativas, realizativas y centrarme en el análisis de argumentos: la distinción entre premisa, conectivo lógico y conclusión.

Los miembros de la comunidad realizando actividades en equipo.

Los miembros de la comunidad realizando actividades en equipo.

Finalmente, durante la recuperación de la experiencia de este primer día, se hicieron patentes todo tipo de comentarios y dudas sobre la metodología, el contenido de los materiales ofrecidos, la búsqueda de conceptualización por parte de todos los miembros y los objetivos a cumplir durante el taller aún con desconfianza y escepticismo, no obstante, puedo permitirme decir que flotó en el ambiente del aula cierto halo de esperanza que nos invadió a todos.

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