El jueves 10 de octubre continuamos temprano con las actividades que marcaba el cronograma. Una vez más, me topé con problemas un tanto vergonzosos. En la lectura grupal una gran mayoría de profesores leía el texto, cada quien a su turno, torpemente, es decir, con mucha lentitud y comprendiendo mal lo que se leía. Tuve que intervenir y hacerles una general amonestación por sus pésimos hábitos de lectura. Ciertamente me molesté un poco, pues casi no podía creer que gente con tan poca preparación y con tan poco interés en el aprendizaje personal estuviera al frente de un aula. Me parece una irresponsabilidad y una falta de respeto a los alumnos y a la sociedad mexicana en general. Los conminé a que se esforzaran más en su preparación y a que llevaran con dignidad el título de profesores.
Avanzamos de acuerdo al cronograma, aunque debo insistir en lo poco eficaz que resultará la comunidad de indagación cuando ellos tengan en sus manos el papel de facilitador. Una vez más, temo por los jóvenes, pues es muy claro que la mayoría de los profesores transmitirá a sus alumnos los errores que cometió en el taller, pero multiplicados por diez.
Los descansos que tomamos, de una duración de 15 a 20 minutos, fueron a las 11:30 am –cuando el Hotel dejaba para nuestro consumo pan, café y refrescos- y a las 5:30 pm. Los encargados de las listas fueron los profesores Josué y Leonor (no recuerdo sus apellidos), pertenecientes a la Coordinación de San Luis Potosí. Ellos nos ayudaban siempre muy amablemente y de manera muy eficiente con todo lo que necesitábamos: equipo de sonido, material de apoyo, proyector, etc. Quedé muy agradecido con todo el apoyo que nos dieron.
Se presentó en el descanso de la tarde un vendedor del libro de texto Lógica, cuaderno de trabajo, de Jane Collins. Carlos Romero y yo consideramos que no era el libro apropiado debido a que no sigue muy de cerca al Programa de Estudios de Lógica para el Bachillerato Tecnológico pues se enfoca más en la lógica formal. Advertimos a los profesores para que no lo compraran; no les iba a ser de mucha ayuda.